Innumerables columnas de consejos, foros de discusión e incluso sitios web enteros son dedicados a las entrevistas de trabajo. Haciendo hincapié en la importancia de tener una buena impresión, el mejor candidato no siempre gana la oferta de trabajo pero es el que más sabe.
Directores de recursos humanos experimentados probablemente les gustaría pensar que contratar va más allá de que el candidato logre vencer los nervios que genera la entrevista; sin embargo sería mejor si cada candidato sigue el protocolo de entrevista como se enseña en línea. Si lo hicieran cada entrevista podría ser algo como esto:
- El candidato llega a tiempo a la entrevista, pero no más de 15 minutos de antelación.
- Se recibe un apretón de manos firme y con confianza.
- El teléfono del candidato nunca es visto durante la entrevista, se apaga o se pone en modo silencio.
- Hacer contacto visual durante toda la entrevista y el candidato se muestra relajado y sonriente.
- Usted está a cargo, pero el candidato le permite establecer el ritmo, le permite terminar sus frases, y no trata de llenar los silencios con divagaciones nerviosas.
- Todo lo dicho en la entrevista en 100% verdad.
- El candidato tiene una gran respuesta bien pensada, sin haber ensayado cada pregunta.
- Poco después de la entrevista, recibirá un correo electrónico dándole las gracias por su tiempo, y reiterando el interés del candidato en la posición.
Si todos los consejos están sobre la mesa, ¿por qué esta experiencia sigue siendo abrumadora? Muchas veces los candidatos están centrados en el apretón de manos que darán y de lucir optimistas y se olvidan de las cosas que dicen a su entrevistador.
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