La cultura de cada organización es única, y el enfoque que cada organización le da al concepto “innovación” es diferente pero esto no quiere decir que haya una formula o una sola manera correcta de adoptar esta idea. De hecho hay varias rutas para que nuestra organización logre tener una cultura innovadora.

Sin embargo, un elemento diferenciador que hace a las empresas innovadoras más efectivas, es su compromiso  de informar oportunamente sobre las nuevas tendencias. Grandes empresas como Samsung son bien conocidas por programas de gestión que se basan en alterar la cultura de la empresa centrándola en el concepto de innovación a partir de un periodo de crecimiento excepcional de la compañía. Este programa de gestión consiste en comunicar la importancia de estar al tanto del mercado y evolucionar en lo que se ofrece.

La comunicación es esencial en el fomento de una cultura de la innovación y la alta dirección juega un papel crítico en este caso. Se debe comunicar con claridad y de forma continua. Esto no es un anuncio de una vez al año o un valor empresarial escrito en un pedazo de una tarjeta de bolsillo laminado. Es un compromiso vivo, continúo que se discute de forma rutinaria y es ampliamente conocido en toda la organización. El papel de la alta dirección es mantener la innovación en la agenda todo el tiempo.

Simplemente describiendo las metas propuestas innovadoras no es suficiente, este compromiso debe involucrar a las personas. Los elementos no verbales de la comunicación suelen ser más potentes sobre lo que dice el papel del liderazgo en la organización.  El presupuesto para la innovación señala su importancia, y dejando de lado los fondos discrecionales para proyectos que puedan surgir en el futuro dice mucho. El otorgamiento de recompensas y reconocimiento para la innovación envía el mensaje sobre lo que se valora en la organización.

La comunicación de un compromiso con la innovación significa que debemos abrazar la cultura de la confianza y la transparencia en toda la organización.