Hay las suficientes personas graduadas de la mayor parte de las disciplinas, pero hay escasez de experiencias laborales relevantes.
Estas son unas de las principales causas de dicha escasez:
Las empresas son demasiado especificas sobre los perfiles que quieren.
Los graduados están trabajando en sectores distintos para los que se prepararon.
Las definiciones de la empleabilidad son incompatibles con las expectativas de los graduados.
Los roles no se comercializan con eficacia.
Menos inversión en formación.
La mayoría de estos son corregibles en la planificación de la plantilla de reclutamiento, mediante una evaluación más realista sobre lo que se tiene y lo que se necesita; de hecho hay tres cosas de las que podrían beneficiarse las empresas al tener un mayor escrutinio:
¿Está vinculada la empresa a una productividad más amplia?
Muchas empresas dicen que carecen de la capacidad para asumir más trabajo y sin recursos adicionales, pero esto bien podría surgir de las ineficiencias organizacionales y de procesos de gestión que se esfuerza por identificar o resolver.
Cuando las empresas dicen no encontrar habilidades, ¿están realmente hablando de la empleabilidad?
No se trata de una extensa lista de habilidades para ser perfilado; en cambio lo que realmente se está buscando un rango adecuado de valores, actitudes, habilidades, deseos, conciencia social e intelecto. Muchas de estas cualidades se descubren a medida que la persona va trabajando, o están adaptadas por el entorno y la cultura de la organización; por lo tanto no es un proceso de fácil encuentro.
Tal vez las empresas tienen que redefinir lo que se entiende por habilidad.
Dentro de la economía de salarios bajos, este es un elemento que limita las oportunidades. Las empresas necesitan personas que trabajen rápido y bien, de la mano con la tecnología y se ve reflejado en que los puestos más cualificados se tengan que ver mejor remunerados.
